Declaración de la Asamblea Feminista de Chile
En los últimos años las mujeres hemos estado en las calles movilizándonos contra la precariedad de la vida y la violencia sobre nuestros cuerpos. Este 2019, en la huelga general feminista del 8 de marzo, fuimos miles; ahora seguimos presentes en un octubre donde somos millones quienes mostramos la indignación con este sistema y la urgencia de una transformación profunda, transformación que evidencia la crisis en que nos ha puesto el modelo patriarcal y neoliberal.
Desde la Asamblea Feminista rechazamos la violencia institucionalizada, que busca reprimir el descontento social con armas, torturas y muerte. Exigimos la desmilitarización y el fin de la criminalización a la protesta popular. Emplazamos a las autoridades al cese de inmediato del Estado de emergencia y la aplicación de la ley de Seguridad del Estado. Los militares deben regresar a sus cuarteles y los poderes del Estado deben exigir a carabineros el cumplimiento de su mandato de proteger a las personas. No hay diálogo posible con militares en las calles -militares que tanto hoy como en otros momentos de la historia, han atentado contra la vida e integridad de nuestros pueblos.
La escalada de violencia y la aplicación de políticas represoras de Estado es directa responsabilidad del gobierno criminal de presidente Sebastián Piñera y de sus ministros. La movilización social ha costado muertes, torturas, detenciones ilegales y violencia político sexual desatadas contra las personas. ¿Quiénes son las y los muertos? ¿Cómo murieron? Hay detenidos que no aparecen, ¿Dónde están? Exigimos que se asuman las responsabilidades políticas, desde el más alto cargo de la Nación. Esto incluye al Presidente Piñera y su Ministro del Interior. Andrés Chadwick debe renunciar: ¡Fuera Chadwick!
Como feministas hacemos un llamado a visibilizar y rechazar la violencia política sexual que está siendo ejecutada por fuerzas policiales y militares contra las mujeres, lesbianas y trans. Testimonios de denuncias de abusos, vejaciones y violaciones que hoy se repiten y que son herencia de la impunidad de la violencia de la dictadura. Nuestros cuerpos no son campos de guerra.
Como decimos en la calle, no son 30 pesos del transporte público: son 30 años de abusos, violencia estructural y precarización de nuestras vidas que no seguiremos aguantando. Las mujeres y feministas a nivel plurinacional nos seguimos levantando porque la agenda anunciada por Piñera está lejos de ser “social”, y no aborda las demandas que colectivamente exigimos en las calles y que sustentan esta alzada social: no pone en jaque, ni mínimamente, este sistema que nos empobrece y violenta día a día.
Las demandas sociales que se levantan desde los distintos territorios, sectores y movimientos no caben en esta Constitución que arrastramos desde la dictadura y que no tiene relación alguna con la sociedad que queremos construir. ¡Es necesario construir una nueva constitución! Que surja de una asamblea constituyente, popular y paritaria, construida desde los territorios y que contemple la sociedad que deseamos, desde los principios de una democracia feminista que ponga en el centro la vida de las personas, y no los intereses y resguardos de una minoría privilegiada.
Ante este desafiante escenario estamos unidas y mientras nos mantengamos movilizadas, mientras nuestro territorio plurinacional se mantenga en las calles movilizado, hay esperanza. La dignidad y la unidad es lo que nos mueve ¡No estamos solas, arriba las que luchan!
23 de octubre de 2019
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